31 mar 2010

Zaguán 4

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Las ilustraciones pertenecen a Anabel Rauber
www.anabelarte.com / info@anabelarte.com




Letras modernas

La caída de los grandes relatos
es el esfuerzo por sostenerlos.
Tocá eso que quieras.
La varita mágica era
La mano embarrada con magia es.

Se sigue simulando
la eficacia,
escuálida ecuación;
los contenidos contemporáneos
militan en los estómagos
de nuestros mayores literatos
de nuestros literatos mayores.

Nicolás Jozami
jozaminicolas@hotmail.com

Una vez un amigo mío creía que podíamos hacer plata escribiendo canciones, cobrando por sus derechos, e Iván Ferreyra escribió éstas.


Uppercut

Soy un mutante boxeador mi golpe es el uppercut.
Soy un mutante romántico vomito humanos en luna llena.
Soy un mutante futbolista jugué con el Culo Flores
Soy un mutante boxeador mi golpe es el uppercut.



Acuático

Seré un acuático con actitud terrestre y acribillaré tu acidez.
Seré el activo que recibe y desenterraré tu amazona.
Seré al ancla de tu pasado y solo sudarás sal.
Seré el erotismo de tu envase y sólo esperma escupirás.
Seré el espia que toca timbre y sólo veré esternones muertos.
Seré el ancla de tu pasado y sólo sudarás sal.


Cumbia Rancia

Danzando bailes guerreros, bailan galanes de ojos rosas.
Tienen armas pequeñas para matar ancianos nazis.
Ellos bebieron demasiado cianuro y les duele la panza.
Como a un enfermo terminal de cáncer
Y la danza es una cumbia rancia y costumbrista,
Como la vida.

Iván Ferreyra
ivanferreyra69@hotmail.com


Baldío

La luna se refleja en la sangre de las prostitutas muertas.
Un concierto de aullidos resuena en la noche
y los perros que se disputan
el pellejo de sus cachorros
abandonan la agonía para acercarse
sigilosos
a lamer la carne rasgada
a mascar pupilas de contacto
a saciar el hambre con pezones de plástico
a teñir de rubio sus colmillos.
La sangre de las prostitutas muertas refleja la luna.
Muere la memoria
de una hembra inmolada frente al espejo,
vomitando a la moda
entre pasarelas imposibles
y cirugías estériles
(mientras en la agencia se abre el catálogo
alguien borra el nombre, el precio
y quema la fotografía)
Cae también el recuerdo
de otra clase de hembra
hembra vacía desde la infancia de la infancia
que algún día soñó ser maestra
o cajera de hipermercado.
(mientras debajo del puente se lamentan
vagabundos, carreros, taxistas
y padrastros)

David Voloj
djvoloj@hotmail.com


Mi madre falava mui bien, yo intendía.
Fabi andá faser los deber, yo fasía.
Fabi traseme meio litro de leite, yo trasía.
Desí pra doña Cora que amañá le pago, yo disía.
Deya iso gurí y yo deiyava.

Mas mi maestra no intendía.
Mandava cartas en mi caderno
todo con rojo (igualsito su cara) y asinava imbaiyo.

Mas mi madre no intendía.
Le iso pra mim hijo y yo leía.

Mas mi madre no intendía.
Qué fiseste meu fío, te dise que te portaras bien
y yo me portava.

A historia se repitió por muintos mes.
Mi maestra iscrevía mas mi madre no intendía.
Mi maestra iscrevía mas mi madre no intendía.

Intonses serto día mi madre intendió y dise:
Meu fío, tu terás que deiyá la iscola
y yo deiyé.


Fabián Severo
fabiansevero@gmail.com yiribibe.blogspot.com

Todas las muñecas han perdido la cabeza
la niña se las ha arrancado
todas las muñecas han perdido los ojos
la niña se los ha arrancado
todas las muñecas han perdido el pelo
la niña se los ha arrancado
todas las muñecas han perdido los brazos
la niña se los ha arrancado
todas las muñecas han perdido las manos
la niña se las ha arrancado
La niña se sienta en su banquito de madera.
Se prepara para impedirle la vida a un hombre
Ma. Cecilia Romero Messein
cecilia_cir@hotmail.com

En una película sueca
se llamaría Johanna
mi madre tiene tres comportamientos básicos
de mucama, de hámster, de león,
hace semanas, meses,
que no veo su piel distendida
pule con constancia y solicitud
la superficie de los muebles
pero su cara hace rato
amanece sin pulir;
en una película sueca
se llamaría Johanna
la veríamos correr y, en su mejor momento,
estirar la mano, subir a un tren,
y luego tratar de recoger el bolso
lleno de ropa
que se cae por la vía recta,
ropa que sería de mamá,
y que nadie, nadie,
va a recoger.
A veces, como ahora, llora,
y su rostro se transforma al rojo,
los pelos rizados y morenos se mueven,
un pequeño golpe de electricidad en la cara
eso es casi todo,
junto al silencio que construye
para dar espacio a la culpa de los demás.
A veces, también, no llora,
simplemente se nos queda mirando,
y sé que en ese momento espera,
mucho más de mí,
de lo que le puedo dar,
llamarla Johanna
e imaginarla libre
en una película sueca
que jamás vamos a ver.


Pablo Natale
natalepablo@hotmail.com pacmanvuelve.blogspot.com

La realidad ajusta como la liga de una novia

La lectura es en el Centro Cultura España Córdoba. El poeta es de Buenos Aires. Tenés todos sus libros y te encanta leerlo, pero sentada en el tercer asiento, fila siete, te das cuenta que nunca supiste escuchar. Entonces te mirás las piernas cruzadas y pensás en tu primer novio. Ese que te dejó por la profesora de matemáticas. La profesora de matemática trasplantada de riñón. La profesora de matemática 10 años más grande. Los hombres siempre las prefieren otras. Los tuyos no han sido una excepción. Te cambiaron por rubias, pulposas, adolescentes. Babearon por empleadas domésticas de vestiditos cortos. Veterinarias. Fotógrafas. Albinas españolas costureras. El poeta carraspea. Se pone colorado en el cuello y las orejas, pero recupera la compostura. Apenas termina, la gente aplaude. Hay vino. Hay sanguchitos. Vos te vas sola. Caminás hasta el departamento. Las calles del centro son pasillos largos mal iluminados. La iglesia. El cabildo. Desfilás como Valeria Maza, la columna recta, a través de una pasarela rodeada de películas truchas. Ropa de gimnasia. Caminás hasta el departamento. Vas a tu monoambiente, a tus cucarachas y a tu cocina abollada. El horóscopo dijo: “Los vaivenes anímicos no te dejan pensar bien las cosas”. Estás embarazada. ¿Quién carajo es el padre?

Ma. José Oldani
jose_oldani@hotmail.com zebramas1.blogspot.com
Toda la noche conduciendo
hemorrágico,
acelerando recuerdos
frenando ideas.
Con un check-in en mi bolsillo
me alejo por la autopista de tus piernas
en el retrovisor quedan los besos.

Veo dos lunas
tengo pulso normal
Miles Davis toca que toca y no se duerme
inevitable
extraño tus pechos airbag.

Tres palabras que necesitaba decir.


Roberto Lí
angeles_disecados@hotmail.com laparroquiaderoberto.blogspot.com

La sombra que no alcanza su carne

Miro mis manos
soy carne.
Salgo de esta oscuridad
un instante para no sentirme carne.
Soy la carne que vuelve
que vuelve en carne
que no logra ser entera y se desintegra.
Soy carne que camina infinita
hacia su muerte y putrefacción.
Miro mis manos
acá estoy bajo la luz que proyecta
la sombra de la que provengo.
Me miro carne infinita
que no sale de su oscuridad
que se desintegra
hacia la putrefacción.
Y vuelvo siempre a la luz
que no logra ser entera sin oscuridad.
Vuelvo a mis manos
y su sombra
que proyecta su muerte infinita.
Soy carne me miro
y las manos no alcanzan la sombra
que se desintegra en la oscuridad
en donde solo se encuentra carne.


Mariana Aranda
samjaju@hotmail.com mariana-aranda.blogspot.com
En la ruta camiones travestidos de carruseles
pisotean los centros urbanos y buscan alejarse
heridos mortalmente por la codicia.
Barrenando sobre lágrimas de desesperación
huyen y se volatilizan en el horizontal,
gepeesean hasta las catapultas de distribución,
descargan y vuelven por más.
Y sale el disparo que busca el blanco
con ínfimo grado de error.
En la parábola caen las rebarbas, remanentes,
recibidas por miles de manos
que llagan hasta el sangrado.
Esquirlas, sangre y manos terminan guisadas
en ollas de PVC térmico y servidas
en cucharones, a los gritos,
devorados con las manos,
manos igual de ásperas y resecas,
del frío y del trabajo.
Para nada.

David Talpalar
davidtalpalar@hotmail.com

Barco de papel

Llueve.
No hay otra palabra
tan imprevista y voraz,
escribo en un papel.
Ahora es un barco
que zarpará desde el borde de la calle,
de la mano de mi hijo
hacia la boca de tormenta.

Daniel Mariani
danimariani2002@hotmail.com

Toda la vida anduvo la noche.
Miró el jardín
-ese lugar donde está la vida-
y creció débil como el arbusto
que el viento tuerce, mece
no se sabe.
Y ella anduvo la noche
con la oscuridad en sus dedos.
Cortó una flor del jardín y trenzó unos sueños
en la ficción de los cuerpos que se circundan.
Ese instante
en que todo c
a
e.


Cecilia Barrera
psicoceciliabarrera@hotmail.com



Un poema primitivo, Edith

este es un poema primitivo : un poema para Edith que no lo espera
un poema que cuando habla del frágil cuerpo de las bailarinas,
en realidad está hablando de mis propios vínculos con mi propia muerte
un mantel inerte que extendido sobre sus cuatro patas y en el aire sostiene la osamenta mía
¿comienzas a entender por qué este es un poema primitivo?
algo parecido a las palabras que podría haber pronunciado Akehraton en el desierto
y vino tu cuerpo a pararse frente a mí
soltó sus pasos desde las cornisas
se detuvo un instante
un rayo me dijo: es por esto que has buscado a las mujeres que danzan, las mujeres que vuelan,
las mujeres que traman sus pasos hasta el exacto momento de la quietud
¿te das cuenta Edith, quién te ha enviado a decírmelo?
ahora entiendes por qué he buscado a las mujeres que danzan, a las bailarinas
vivir en la verdad, Akehraton, las bailarinas, cuyos cuerpos crujen al menor contacto de las manos,
tu cuerpo Edith, que es el cuerpo de todas
nunca hubiera imaginado esta aparición
tu nombre no estaba en esta historia
el golpe lo diste ahora
en la calle
por eso es un poema primitivo
con la fuerza enormísima de lo frágil,
y atas las cañas cortadas y planas formando cruces y centellas
nunca había habido tan púrpura impacto de fragilidad
un martillazo de materia que se hace saltando desde las sombras
un poema primitivo como este, nunca había habido
saltas, Edith, de la sombra a la materia, y te haces así, en un solo acto,
representación de lo que se desintegra; y te esfumas y te desintegras en mis manos,
bajo mi mirada, ante la primera intención de tocarte,
eres sólo ese instante antes de desintegrarte, nube que no apacible, su jirón, su ala, su deshecho enjambre
saltas, de la sombra hacia la materia y te quedas como si hecha de carne y hueso burlando la mirada,
te aprietas a mi cuerpo y ruedas con tus campanas y cascabeles sobre la dura oposición del asfalto
un poema primitivo no puede hablar de amor ni de muerte ni milagros
la quieta figura (y todo el mundo lo sabe), trae odres invisibles cargados de genios
que al asomar sus cabezas eructan cielos y, habladores, pintan la superficie de amarillo,
la voz aguda y azulada del látigo, el estampido, la oscuridad revela el impacto golpeador de lo inmóvil
el cuerpo de Edith aparece y desaparece alternadamente en distintos puntos
el cuerpo de Edith se deshace al contacto de mis manos
El cuerpo de Edith
¿lo entiendes? ¿entiendes al poema primitivo?
y entonces disparas, aprécialo, pareces decirme con la voz que transporta en el adentro
el cuerpo de Edith que no lo espera.


Jorge Montesino
jm_montesino@hotmail.com jorgemontesino.blogspot.com

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